Florece el Gran Amor

Había una vez...

un corazón que tal vez

estaba sediento de Amor.

Se acurrucó en el interior

del pecho que lo cobija

y sin querer ver la luz

ni siquiera por una hendija,

se fue secando y secando

hasta convertirse en semilla.

Como en un cuento de hadas,

la pócima de la desesperanza

lo dejó aletargado…

sus latidos eran una danza

lenta y desafinada.

Hasta que al fin ese día

oyó esa voz Celestial

que dulcemente decía:

"Te Amo, eres mi Vida,

sin ti mi alma está vacía,

te necesito a mi lado,

locamente enamorado,

como tú no hay otra igual..."

Palabras que había olvidado,

sentimientos demorados

en la cruda soledad...

que ahora se convertían

en fuente de Felicidad.

Aquel ser desconocido,

tan solo con un suspiro,

con un susurro encantado

convirtió la triste melodía

en una danza festiva…

El corazón adormilado

ahora la latía y latía

a un ritmo acelerado.

Y germinó la semilla

regada con dulces besos,

brotó de dentro del pecho

para llegar hasta el Cielo

y convertirse en una flor

llena de magia y color,

con mil pétalos de Luna.

Bella como ninguna

es la Flor del Gran Amor.

La savia de la pasión

de dos almas enamoradas,

no es un cuento de hadas...

es un milagro de Dios...

un regalo para el Mundo,

Es tan profundo y fecundo

que va repartiendo frutos

de dulzura y de bondad

que alimentan los corazones

sumidos en la soledad.

Y aquí no termina el cuento...

que no es cuento, es realidad,

cuando el Amor toca a la puerta

de los corazones dormidos

se borran penas y hastíos...

Hay fiesta en el Firmamento,

Estrellas y Ángeles contentos,

cantan, ríen, hacen guiños...

Con los ojos de un niño

que va descubriendo la vida,

se entregan los enamorados

sin reparos ni fronteras,

se aman de tal manera

que todo es Paz y Alegría...

Y aquella semilla dormida

con forma de corazón,

hoy es la Flor del Amor

que se entrega a la pasión

eterna que le da Vida.

Lili Molet