domingo, 27 de noviembre de 2016

Desde tus entrañas

Desde mi mundo de ensueños
donde todo es paz y calma,
aquí dentro, en tus entrañas,

aferrado a tus raíces,

paso mis días felices
en este mundo ideal.

Plácido paraiso
es tu vientre, Madre mía,
eres la luz de mis días,
veo la Luna en tu ombligo,
dejame quedar contigo...
no quiero salir de aquí.

Tú anhelas que llegue el día
que puedas cargarme en tus brazos
para brindarme tu calor,
dedicarme tu protección
y por siempre y para siempre
estar unidos los dos.

Y acariciando tu vientre
calmas mi temor y mis dudas,
me cantas una canción de cuna
que me lleva hasta la Luna
y puedo tocar las estrellas...

Me susurras dulcemente,
me adelantas los secretos
que aprendiste en tu andar
por los senderos del alma,
esos que sabe la gente
que descubrió la Verdad...
"Solo el camino del Amor
conduce a la Felicidad".

La vida es bella, me dices,
el Universo es tu casa,
el calor del Sol te abraza
para que puedas volar...
Nunca dejes de soñar,
de perseguir tus anhelos.
Ya verás que el mismo Viento
que hace emigrar a las aves
soplará a tu favor,
él te indicará el camino,
tu nave la conducirá Dios...

Y así me quedé dormido
soñando en mi colchón de nubes
lo que se hará realidad...
quien me espera alli afuera,
es un Ángel...mi Mamá...


Lili Molet



lunes, 19 de septiembre de 2016

Somos desierto y pradera

Desde el inicio de los tiempos
nos fue dado un Paraíso
para que toda criatura

disfrutara su esplendor,
su abundancia, su color...

Bella sensación de frescura,
de tibieza y de calor
que anida en el corazón
inmenso de la Naturaleza,
en donde hay lugar para todos.

Cada quien con su misión,
sus raíces y su esencia,
más allá de toda ciencia
cumple el plan con perfección,
desde el microbio al humano,
sin importar su tamaño,
su historia no se cuenta en años,
sino en valores y frutos.

Paraíso es el producto
de toda vida en el mundo
que siembra su amor fecundo
allí en donde le toca estar
y jamás deja de amar
ni de aferrarse a la vida.

Así como en la fértil pradera
crecen dorados trigales,
la abundancia es evidente...
Disfrutando de la brisa
se oye el trino de las aves
y el vaivén de los maizales
homenajeando a la Vida.

También el árido desierto,
ese que parece muerto,
escondido bajo las rocas
protegiéndose del Sol
y de las tormentas de arena,
está colmado de vida
que en un rito sigiloso
le está cantando al Amor.

Somos desierto y pradera,
sensaciones placenteras
conviven con el dolor,
la frescura y el ardor,
el bullicio y el silencio,
la inmediatez y la espera,
la cobardía, el coraje,
la decepción, la esperanza...
Todo es parte de la danza
de nuestro Paraíso interior.

En todo ello hay Vida...
En todo ello hay Amor.


Lili Molet

Pintura Jorge Murillo